martes, 6 de diciembre de 2011

KM 2300 - Cachi (Salta - Argentina)

Nos fuimos de San Lorenzo a Cachi cerca del mediodía. El camino, de casi 200 kilómetros se presentaba como el más complicado hasta el momento y también, significaba una prueba para nosotros (fusca incluido). El primer tramo fue tranquilo bordeando algunos pueblos como Cerrillos, La Merced y El Carril. Desde este último, tras un desvío hacia el oeste comenzó un tramo selvático y las curvas y contracurvas. El ripio cantó presente y las subidas con giros de 360 grados le aportaron vértigo. El paisaje cambió al acercarnos a la Cuesta del Obispo, una gran escalada con un pico de 3600 metros sobre el nivel del mar conocido como "Piedra del Molino".

Allí acabó el ripio y comenzó la bajada atravesando el Parque Nacional Los Cardones, con su pintoresco semi-desierto poblado de cactus. La carretera nos condujo a la “Recta de Tin-Tin” con 11 kilómetros de pavimento sobre un antiguo sendero Inca, llamativo por su dibujo. Así llegamos hasta la ruta 40, que nos depositó finalmente en Cachi.

La llegada al pueblo fue muy extraña. La sensación era similar a caminar con una víbora en el cuello por la calle Corrientes a las 2 de la tarde. Todos miraban al Fusca y se acercaban a preguntarnos por él y tratar de comprarlo. Algunos nunca habían visto un coche de este modelo. La sorpresa duró el primer día y después ya formamos parte del paisaje.

Paramos en el camping municipal, con pileta de natación climatizada y todo. ¿Qué tul? Jaja. El primer día visitamos el museo arqueológico Pío Pablo Díaz y después el yacimiento “El Tero” que conservan muestras de culturas que se estima habitaron estas tierras entre el 500 ac y 500 dc. Las vistas del Nevado de Cachi y los otros cerros eran alucinantes. Así también la sensación de estar tomando mate con 25 grados y viendo una montaña con nieve en su cima.

La estadía se estiró por 4 días y los amigos viajeros que nos cruzamos siempre aportaron risas. Lindo grupo armamos con Lucía y Seba (alias el colombiano); Sebastián y Romina; y Ralph y Anna (siempre esforzándose para que las diferencias del alemán y el español no se notaran tanto). Pizzas a la parrilla, fernets, guisos de receta europea y vinos, no dejaron de circular.

El regreso a la ciudad de Salta fue accidentado ya que durante el camino de ripio de la Cuesta del Obispo se largó la primera tormenta del año en el Noroeste. Se adelantó tanto que ni siquiera Defensa Civil la previó y los autos que nos encontrábamos recorriendo ese tramo tuvimos que continuar por las nuestras sorteando los desmoronamientos que amenazaban con rompernos el bocho, y claro cruzando los dedos. Para condimentar, la bomba de nafta del Fusca no quería andar más, pero con un trapito mojado atado a ella logramos enfriarla hasta llegar a la capital provincial. ¡Gracias Rizzi por la asistencia mecánica 24 horas, telefónica y en todo el país!

Por suerte, en nuestro retorno a Salta nos recibieron Diego y su familia, que nos abrieron las puertas de su casa durante dos días. Nos hicieron sentir locales y esperamos tenerlos de visita pronto en Buenos Aires.

Con la bomba de nafta reparada y filtro de aire nuevo, el Fusca estaba listo para retornar a las rutas. Como dicen, "un Escarabajo no pierde aceite, marca territorio".

1 comentario:

  1. Paseo, lugares lindos, morfi, chupi y amigos nuevos...¡Cuántas cosas lindas, loquitos! Besos a ambos, sigan disfrutando!

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