viernes, 27 de enero de 2012

KM 4900 - Cusco (Perú)

Dejamos Bolivia luego de pasar la navidad en esas tierras y nos adentramos en el Perú para festejar la llegada del nuevo año en Cusco. Ya en el destino nos enteramos de que los festejos cusqueños son famosos y reúnen a visitantes de todos los departamentos peruanos. En la Plaza de Armas de la ciudad una multitud se reunió a tirar petardos entre las piernas de los demás, tomar distintas bebidas espirituosas en las escalinatas de la catedral y, cuando el reloj dio las doce, comenzó una vuelta olímpica multitudinaria al grito de ¡corran, corran!. Eran doce las vueltas y argentinos y uruguayos conscientes de que no íbamos a completar la carrera nos retiramos tras una vuelta simbólica a tomar fernet al centro de la plaza. Unos mariachis tocaron en un escenario lateral hasta que la lluvia los corrió.  También fue el debut y despedida para nuestro negocio de venta de pulseras de macramé, que fue todo un éxito.

Durante los primeros días de nuestra estadía aprovechamos para recorrer el centro de la ciudad, los mercados callejeros, degustamos salchipapas e Inca Kola (que tiene sabor a caramelo Flinpaff), y visitar el museo del Machu Picchu.

En la ciudad de Cusco el grupo de viajantes de agrandó. Es que a partir del primero de enero tuvimos el placer de compartir nuestro viaje con Belu y Tam. Desde que nos encontramos en el pequeño aeropuerto de la ciudad hasta nuestra despedida sobraron risas. Las primeras noches nos dedicamos a recorrer la amplia vida nocturna cusqueña, que está siempre encendida. Aprovechando las promos al máximo llegamos a visitar 3 bares-boliche por noche.

Luego de una organización muy exigente, gracias Rodri, emprendimos el viaje en bus hasta el Machu Picchu, desafiando al monopolio del tren, manejado por una empresa inglesa y que factura solamente en dólares yanquis. Así las cosas, Ollantaytambo fue el primer destino de la travesía. Visitamos sus ruinas al filo de la montaña tras una larga caminata. Estuvieron buenísimas y sorprendieron por sus construcciones y la forma de su arquitectura. Luego de una noche en este hermoso pueblo inca, que aún conserva al costado de sus callecitas los canales de desagote a cielo abierto, viajamos a Santa María en un micro que por más de 5 horas nos paseó en subida y bajada, curva y contracurva por un paisaje increíble y no menos electrizante.

Santa María solamente fue un lugar de trasbordo para concluir en Santa Teresa, otro pueblo ubicado en medio de las montañas que ofrece a los turistas que escapan del monopólico tren unas bellísimas, y reconfortantes, aguas termales talladas en las piedras.

Después de pasar la noche en esta localidad que fue reconstruida hace algunos años luego de que un aluvión se comiera al viejo pueblo, enfilamos hacia la Hidroeléctrica. Ésta fue la última parada antes de emprender la caminata de 12 kilómetros al costado de la vía del tren que nos llevaría a Aguas Calientes, en la base de la montaña Machu Picchu. La caminata es preciosa. Los paisajes que se ven y con los que se convive durante casi 3 horas combinan selva con aspecto virgen, con el río a un lado, acantilados y millones de plantas y animales. La temporada de lluvias perdonó los equipajes de Belu, Yami y Tam que previsoramente habían adquirido su capa en Cusco. Quien se intentó resistir terminó empapado, al igual que sus ropas de recambio, porque llovió durante las 3 horas de camino.

Aguas calientes es muy caro, pero sobre el mercado local hay un comedor que hace las delicias de los viajeros gasoleros. Si bien dicen que la vida nocturna de este "Las Vegas" peruano es agitada, no la visitamos por el cansancio de nuestros cuerpos.

Al día siguiente, las lluvias veraniegas nos hicieron un guiño y nos dejaron ver al Machu casi sin nubes. De las ruinas casi que no se puede decir  nada porque las palabras no alcanzan. Si bien habíamos visto cientos de fotos del Machu y escuchado decenas de relatos que pretendían anticiparnos la experiencia, siguió siendo impactante. ¡Es una terrible ciudad!

Las historias que se tejen a su alrededor le agregan un marco de incógnita y misterio y dan como resultado más preguntas sin respuesta. ¿Qué hace esto acá? ¿Cómo resistió a la devastación española? ¿Por qué los Incas la protegieron tanto? ...

El retorno a Cusco fue más directo y aquí finalmente nos despedimos de nuestras amigas que retornarían directamente a Buenos Aires, días después. Nosotros continuaríamos nuestra búsqueda de verano y por eso nos encaminaríamos hacia las playas cercanas al ecuador. Pero esa, ya será otra historia...


Recomendación para futuros visitantes del Machu: Ver guía económica adjunta

1 comentario:

  1. Las imágenes son muy lindas. Y leer lo que hicieron es muy interesante.
    Besoooos! :)

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