martes, 15 de noviembre de 2011

Km 1400 - San Fernando del Valle de (Catamarca - Argentina)

Salimos de Mina Clavero más tarde de lo esperado, por lo cual la noche nos agarró en medio del camino, y decidimos descansar en Cruz del Eje para retomar la ruta con la fresca. La estadía en este pueblo fue corta y algo dificultosa por las limitaciones del hotel al que fuimos a parar. Sin embargo, allí se gestaron las dos entradas anteriores de este blog.

Al momento de volver a las rutas, optamos por la opción más corta y la carretera 60 nos mostró su desierto árido a ambos lados. Con ella llegó lo impensado y novedoso para nosotros. Algo nunca visto se presentó a los dos costados del pavimento: las salinas y el cartelito tan esperado de "bienvenidos a Catamarca". Dicen que de esta provincia, de nombre español y apellido americano, con poca publicidad turística, uno se enamora con sólo pasar unos días. No era joda.

No bien estábamos llegando a la entrada de Catamarca, vimos a un Fiat Duna con dificultades para sostener su portaequipaje. Lamentablemente no pudimos parar a dar una mano porque al bueno del Fusca se le había cortado un resorte que hace retornar al acelerador a su punto de descanso. Así las cosas, llegamos a la capital provincial en velocidad crucero y cruzando los dedos. Ahí improvisamos un arreglo que sólo complico peor la situación porque a los pocos kilómetros el cable del acelerador dijo "hasta siempre". Con la ayuda de unas amables personas que se autodefinieron "empleados municipales" (a secas) empujamos el auto cuesta abajo y recibimos el auxilio del encargado de una gomería. ¿Qué tendrá que ver tal rubro con la mecánica? Aún no lo sabemos pero nuestro amigo se esforzó para que las diferencias de oficio no se notaran.

Con el Fusca en óptimas condiciones decidimos dejar el encuentro con Ramiro (primo de Yami) para el día siguiente y parar en el camping municipal, donde teníamos más comodidades que en la casa de todos nosotros juntos. ¡Oh sorpresa! Armamos la carpa, hicimos la zanja, miramos al lado y vimos de vecinos a un Fiat Duna con el portaequipaje doblado. Nos sonó familiar. A sus ocupantes también ya que nos habían visto renegar con la mecánica en medio del camino. Los vinos, los fuegos, las charlas, las comidas y tantas otras yerbas se sucedieron compartidas, como si fuera mandato de un camping la unión vecinal. Así, de a poco, pasaron de ser los dueños del Duna, a los autodenominados "hippies de al lado". Con esa misma naturalidad con que los eventos se suceden, nuestra estadía se prolongó por 5 días.

Finalmente, nos encontró Ramiro y nos abrió las puertas de su casa en el monte. El lugar es sorprendente. Donde a primera vista para quien no conoce no hay nada, fueron apareciendo construcciones. Ramiro nos mostró su casa hecha de barro en la montaña y también otra forma de ver las cosas.

Además, durante nuestra estadía en Catamarca --que en Aymará significa "pueblo pequeño"-- supimos visitar El Rodeo, una localidad chica y encantadora, a 1600 metros sobre el nivel del mar y con acceso por un camino no apto para cardíacos. Las vistas de montaña parecían de postal. Si bien lo más lindo fue la ruta, pudimos recorrer todo el pueblo por sus dos (o tres) calles asfaltadas y hasta tomarnos unos mates por ahí antes de que la lluvia nos corriera. Nuevamente, como en Córdoba, los lugareños agradecieron la caída de esas gotas, y nosotros, forasteros, rajamos para evitarlas.

Otra de las visitas que pudimos hacer en nuestra experiencia catamarqueña fue la subida al cerro El Jumeal. Impactante vista la que obtuvimos desde una de sus cimas.

Yami se hizo de una amiga inseparable de 4 patas que ladraba poco y jugaba más. Si bien no respondía a ninguno de los nombres que le intentamos poner, se ganó un lugar en nuestras almas difícil de olvidar.

Previa algunas compras de repuestos para reponer el almacén ambulante, emprendimos viaje hacia Tucumán. Pero eso ya será otro capítulo en la historia...

Recomendación: siempre seamos así de libres.

6 comentarios:

  1. ¡Gracias a todos por ayudarnos en este viaje, comentarnos y seguirnos tanto! Un beso grande!!

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  2. No puedo controlar las lágrimas que en éste momento caen sobre el teclado! No sé porque es la emoción..., si por el arte que le ponés a los relatos Pablito, si por la alegría que dejan ver cada ves que los leemos o escuchamos en nuestros (por suerte aún asiduos) contactos o por la propia felicidad que siento de verlos tan "libres" como ustedes mismos están sintiendo, pero lo cierto es que casi involuntariamente no puedo parar de llorar! Los amo!
    Cuando se me pase les pongo algo más lindo jajaja! Besos!

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  3. De verdad que es emocionante! Son dos grosos!

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  4. Qué lindo poder seguir el viaje desde acá!! Es una manera de viajar leyéndolos. Me pone muy feliz chicos que la estén pasando tan bien! Disfruten mucho,que lo que están haciendo es único. Frenchu te quiero mucho.

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  5. que bueno, pero muy bueno la idea del blog, es como viajar junto a uds, hasta siento el rugido del motor del gran Fusca, sigan y sigan gastando el tiempo, lo quiero, beso, el tio Jose (padre de Ignacito, que espero no me salga viajero) exitossssssssssss

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  6. aca los jipis de al lado. nos alegra saber que el viaje sigue. aguante el fusca. "Pablito" el grande acompañado por su eximia princesa, seguiran recorriendo el mundo. y es como encontrar un par de angeles que buscan sus caminos. hoy aqui amigo en la gran babilonia. todo sigue igual, era mentira que se acababa... la vida es hermosa, a darle pata que la vida los recibira donde vayan.
    Mariano,Gabi y Jose (el habitante del Duna. jajaja. saludos totales.
    "LOS JIPIS DE AL LADO"
    WWW.LACOMUNIDADDELDUENDE.SUPERSITIO.NET

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